Al-Yazira-t-Tarif en el horizonte

Tras un par de semanas en Dakar con Suleiman y su primo, ya tengo decidido el cómo y el cuándo del viaje de vuelta a España. He pasado este tiempo yendo de aquí para allá por las distintas dependencias del Puerto de Dakar: la Dirección General, la Dirección Comercial, la Marina Mercante, el Muelle 1, el Muelle 2, el Muelle 10… en cada uno de estos sitios me mandaban a otro nuevo o a otro en el que ya había estado antes. Al final en uno de ellos, cuando ya no tenía esperanza de que se pudiese volver a Europa en barco, me mandaron a la sede de Grimaldi, una naviera italiana que opera aquí. Y, para mi sorpresa, mi petición les pareció lo más normal del mundo, y me ofrecieron una plaza de pasajero en uno de sus cargueros. Con un par de pequeños problemas: me exigían tener un seguro de viaje (siendo viernes, con lunes festivo aquí y teniendo que confirmar la reserva el martes), es la hostia de caro y el barco no llega hasta el 11 de junio… a Hamburgo, Alemania, sin hacer antes otra escala.

Mientras tanto, Atab, el primo de Suleiman, consultaba con unos conocidos suyos que viajan regularmente a Marruecos en coche. Y finalmente, tras dudar y meditarlo mucho, me he decantado por esta opción, más barata, sencilla y rápida. Y que me ofrece, a cambio de perderme la experiencia de un viaje en barco que dure más que los cuarenta minutos del ferry de Tánger, vivir de cerca y compartir la experiencia de los senegaleses que desafían las incomodidades, peligros y decepciones de un largo viajo en coche para cruzar el desierto hacia el norte. Aún no es seguro cuándo saldré, pero sí que lo haré entre el jueves y el domingo. Después me esperan, en teoría, unos cuatro días de viaje en coche hasta Marrakech o Rabat, donde descansaré un par de días antes de coger el tren a Tánger, y de ahí, el transbordador a Tarifa. Es decir, que espero estar de vuelta en España dentro de entre nueve días y dos semanas.

Mientras, hago tiempo paseando por la zona de Dakar donde viven Suleiman y Atab, conociendo sus calles y plazas de arena llenas de los cánticos rituales de los Tijaniya, una de las principales cofradías musulmanas de Senegal. Cuando salgo de casa, nada más doblar la esquina, me encuentro con los carpinteros que trabajan en la calle, delante del taller, cepillando una puerta o claveteando la pata de una mesa. Aquí es frecuente ver la acera llena de muebles expuestos ante un taller de ebanistería o una tienda de muebles, ya que el clima es bastante seco y no hay peligro de que la lluvia eche a perder la mercancía.

También exponen su mercadería por la calle los vendedores de zapatos, en algunos casos de forma muy curiosa. En la calle principal del barrio hay un largo tramo de acera flanqueado por una especie de bolardos de piedra; por las tardes, cada uno de ellos está coronado por una solitaria sandalia, deportiva o zapato que un vendedor expone en un larguísimo escaparate al aire libre. Junto a la misma acera se colocan los vendedores ambulantes de café touba con su carrito rojo, los de tarjetas de recarga para móviles y los fruteros con sus carros de madera llenos de mangos, bananas y otras frutas menos exóticas. Mientras, por la calzada algo llena de arena circulan rápidamente innumerables taxis amarillos, motos, alguna bici, autobuses municipales que se parecen a los de la EMT de Madrid y los destartalados y coloridos minibuses (los «car rapides» senegaleses) pintados de azul y amarillo, tatuados como un legionario con un gran «merci maman» sobre el parabrisas, y al menos media docena de invocaciones religiosas («gracias a Dios», «si Dios quiere» y los nombres de los guías espirituales por los que el conductor sienta más devoción), acompañadas de más tatuajes tribales. Hay que cruzar con cuidado, a la primera ocasión que haya y por donde se pueda, porque no hay un solo paso peatonal. Al otro lado de la calle me espera el fast food donde Suleiman muchas veces se compra una hamburguesa para cenar, y, un poco más allá, un restaurante algo más caro, donde cocinan carne a la parrilla en plena calle, sobre un enorme tronco al que ya llevo viendo arder varios días (y lo que le queda).

Doblando la siguiente esquina enfilo la calle de la mezquita, donde está el ciber desde el que ahora mismo os escribo. También vengo aquí a informarme de lo que pasa por allí (felicidades, Manuela, espero que esa bellísima persona que es tu oponente no nos líe otro tamayazo… y felicidades también a Compostela). Hacia la una y media suena la llamada del almuédano, y los empleados del ciber me dicen que van a cerrar para rezar, que puedo volver a las tres. Y, los días en que así lo hago, ellos vuelven con una gran fuente de thieu boudian (arroz con pescado, el plato nacional) de la que me invitan a comer. Si no, puedo ir a comer a una tangana (en wolof, literalmente «quema» o «está caliente»), uno de esos restaurantes populares donde uno come por quinientos francos, es decir, menos de un euro. Suleiman bromea conmigo diciéndome que voy a conocer todos los tanganas de la ciudad, que soy duro, que cualquier otro europeo en mi lugar ya habría tenido problemas en las tripas.

Después, por la tarde, algunas veces vuelvo a casa y me siento a leer «Vol de nuit», de Antoine de Saint-Exupéry. Lo encontré en una especie de rastro y estuve dudando un rato si llevármelo o no. Al verme hojearlo, el vendedor me dijo «¿quieres llevártelo?», y yo le pregunté cuánto pedía. Me dijo con voz dubitativa, inocente, casi preguntándome, «dos mil quinientos», y acto seguido añadió «¿está bien?». Yo pensé, «hijo mío, no se te ocurra ir a Marruecos a ganarte la vida con esto, se te comen vivo». Al final me lo llevé por mil francos. Y luego, leyéndolo, pensé que qué cagada si llego a dejarlo allí; resulta ser una pequeña novela maravillosa, todo un descubrimiento. Casi me la he terminado en un par de días. En el mismo rastro me compré algo de ropa, pero los otros vendedores con que di eran mejores regateadores que este; con otros ni lo intenté porque de entrada pidieron un precio que me pareció normal para los niveles de aquí. Es un mercadillo curioso, montado en el medio de una ancha avenida, que aparece partida en dos por un largo gusano de toldos de colores que se pierde en la distancia.

Al otro extremo de la calle, tras caminar tres cuartos de hora, se llega al Parque Forestal de Hann. Es un rincón de Dakar que me ha sorprendido, un trocito de bosque en medio de la gran ciudad. Me gusta acercarme a pasear por las mañanas, sentarme frente al lago lleno de aves acuáticas, caminar junto al pantano cuyos manglares albergan miles de nidos de unas aves que me parecen grullas o garzas. Como yo, mucha gente acude al parque, para pasear en bici, visitar el pequeño zoo o, los más, para hacer deporte.

Cuando no voy al parque voy a la tangana de Sokhna Maye, cerquita de la casa de Suleiman, para desayunar. Un buen bocadillo de judías con mayonesa, o de guisantes con patatas, y con huevos cocidos, salsa y ensalada como ingredientes opcionales. Todo regado con un vaso de kinkeliba con leche. Maye se ha empeñado en enseñarme wolof, y siguiendo su ejemplo, los otros habituales de su «petit restau», con lo que cada mañana salgo con una nueva palabra o frase para practicar: «huevo», «¿cuánto es?», «hasta mañana»… Dentro de poquito, al levantarme de la mesa, me dirá «be suba», y yo le contestaré que no, que hasta mañana no, porque voy a coger un coche para volver a casa. Creo que me pondrá una cara un poquito triste, pero bueno, ya me ha dado su número para que la salude cuando llegue a España. Cosa que va a ocurrir, incha Allah, muy pronto, a principios del mes que viene. Y entonces os contaré de viva voz las cosas que he ido dejando de escribir ahora, en gran parte porque ya estaba un poco cansado del viaje. Queda la última etapa, un descansito, y a seguir pedaleando vestido de Safír por la carretera de la vida…

17 comentarios en “Al-Yazira-t-Tarif en el horizonte

  1. Charo dijo:

    Bueno, por fin se aclara el tema de la vuelta.
    Nosotros vamos a hacer una ruta el 6 por Tarifa a subir un monte y ver una necropolis. Si coincide que estás para esas fechas por allí, dínoslo para llevar el portabicicletas si es que piensas volver por Málaga.
    Desde aquí vas a volver en bici o vas a coger algún transporte?
    Ya nos contarás, mientras tanto disfruta y llena bien la retina.
    Un abrazo muy fuerte

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    • Pues dependiendo de lo que tarde en salir de aquí y cómo se de la carretera, es posible que justo ese finde llegue a Tarifa. Ya os avisaré cuando esté en Marruecos. En principio pensaba coger el tren en Málaga para volver a Madrid.
      Nos vemos pronto. ¡Un abrazo!

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  2. carmen dijo:

    Hola rey sigues viviendo aventura tras aventura,desde luego te estas moviendo para volver ,quizás lo del barco fuera un poco duro ¿no? pero claro ,como te estas haciendo a todo…..bueno ahora un poco de descanso no te va mal asi que hasta tu vuelta pásalo bien y reponte con esos bocadillos tan raros.TODO MI CARIÑO CON UN MONTON DE BESOS MUUUUUA.

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    • Hola, lo del barco habría sido la opción fácil, creo que será más duro hacer 2500 kilómetros en coche a través del desierto, pero también tiene sus ventajas, como llegar antes si todo va bien. Los bocadillos no son tan raros, ¿qué tienen de raro unas judías pintas, unas hojitas de lechuga, unas rodajas de tomate y un huevo cocido? Pero sí que vienen bien para reponer fuerzas. Muchos besos y hasta pronto

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  3. Yolanda dijo:

    Hola! Se te nota mucho mas relajado y tranquilo, por fin un poco de descanso para el cuerpo, que bien. Ahora a seguir disfrutando sin tanto esfuerzo, debes tener los músculos de las piernas como Ronaldo ji ji. Por una parte la historia del barco era muy atractiva, sobre todo porque te daba la opción de conocer otros países, pero ya tendrás tiempo para eso en otra ocasión, seguro, y la alternativa que has escogido tampoco está nada mal, espero que te lo pases genial en todos los lugares por los que vas a pasar ya mas despacio para poder saborearlos. Cuidado con lo que comes y bebes a ver si la vas a cagar (literalmente) en el último momento!!!!
    Mil besos. A disfrutar!!!! Cuídate mucho

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    • Hola, bueno, más que relajado y descansando estoy aburrido y esperando, deseando que salga ya el coche para ir pa allá. Lo de las piernas no es pa tanto, que llevo ya un mes y pico sin pedalear… pero ya lo recuperaré cuando vuelva. A ver si hay suerte y el coche para en Marrakech, así la puedo visitar un par de días, que es una ciudad bien interesante. Nos vemos pronto. ¡Muchos besos!

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  4. carlos dijo:

    Pues amiguete…

    Más te vale hacer una paradita larga en Málaga para contarnos de viva voz tus experiencias, que nos tienes en ascuas y ya estamos desando verte.

    Un abrazo y buena suerte.

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  5. monica dijo:

    Hola! Ya sea la vuelta en barco, en avión, en coche, en bici o caminando el caso es que estés agusto y sigas disfrutando. Aprovecha a tope el aburrimiento ese que dices que tienes que ya queda poquito para que te agobiemos aquí con achuchones, besos y miles de preguntas.
    Estoy de acuerdo con lo de los bocatas, un poco raros si que son.
    Te esperamos con impaciencia. Muchos muchos besos y achuchones para que te vayas acostumbrando desde ya. Te quiero.

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    • Pues yo no sé qué le veis de extraño a estos bocadillos tan ricos… en fin, yo sigo impacientándome porque no me dan noticias del coche que se supone que va a salir pronto, a lo mejor me tengo que buscar yo la vida para encontrar transportes en cada lugar.
      Nos vemos pronto. Yo también te quiero, besos

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  6. Estoy con Suleiman , realmente eres duro. Tienes las tripas de hierro. Si yo desayunara bocadillos de judias con mayonesa creo que habría reventado ya por algún sitio.
    Estamos ya muy impacientes esperando tu llegada. ¿Aun no tienes noticias del coche que sale a Marruecos? Si hace falta vamos a buscarte, ya te queremos aquí. Cuentanos cómo va la cosa. Te queremos mucho. Mil besos. Espero verte pronto

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    • Hola, tú hazte cuatro mil kilómetros en bici y luego me cuentas lo que puedes desayunar y lo que no :p
      Del coche aún no sé nada. Cuando aquí te dicen «a finales de mes» puede muy bien querer decir «a mediados del mes que viene». Creo que si en un par de días no me han dicho nada, me iré yo por mi cuenta, empalmando buses de frontera en frontera.
      Hasta pronto. ¡Muchos besos! :)

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  7. charo dijo:

    Ivan, te estoy llamando y no se que pasa que no me da llamada entrante. Me he dado cuenta al colgar que el lunes también podríamos ir a buscarte que Carlos está aquí. Es otra posibilidad.
    Ya me cuentas
    Besotes

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    • Hola! Sí, perdona por teneros tan abandonados. Volví a España en junio, y me he dedicado todo este tiempo a descansar, visitar a casi toda mi familia y amigos y pensar en proyectos de futuro. He dejado el blog aparcado, pero no descarto escribir algún post de cierre (tampoco lo prometo). De momento, que este comentario sirva para deciros que estoy bien y que ya concluí el viaje.
      Un abrazo!

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